El movimiento hippie siempre ha albergando, en iguales
cantidades, dosis insalubres de amor a la humanidad, drogas y dinero de los
padres.
En similar medida ha carecido de jabón, racionalidad y
autocrítica.
Esta reflexión, mordaz y descarada, propia de una escritora
llena de inquina (que a sus 27 años continúa –sin trabajo- viviendo con sus
padres, que no se ha duchado en tres días y se dispone a llevar a cabo una
ingesta desaconsejable de barbitúricos) no va dirigida a la comunidad hippie al
completo, la cual, al igual que ocurre con la iglesia, contará con algunos miembros
(pocos) capaces de no darse por aludidos ante una crítica al genérico.
No obstante, famosos y destacados pijoflautas merecen una
mención de honor en este escrito. En concreto, mi odio visceral se cebará en
este caso con dos.
En el segundo puesto de los pijoflautas más chuflas de la
historia:
2) MACACO:
Este fornido y atractivo “muchachuelo” se “moving” por la
vida (-Maravillosamente hilado por tu parte, Lorena. – Gracias. Lo sé) emanando
a cada paso el desinterés monetario, el ideal de un mundo igualitario y el amor
por las camisetas sin mangas.
Todo correcto y creíble hasta -aquí pinchaste Macaco y lo
sabes- decidió poner su imagen e incluso una de sus más célebres canciones para
una conocida marca de cuchillas de afeitar.
Tal vez, lo hizo a cambio de que los niños desfavorecidos
pudieran afeitarse desde aquel día pero, y perdón por mi descreída visión del
mundo, creo que el capitalismo alcanzó a nuestro amigo por muy rápido que él
intentara “moving-erse”. (-Forzadísimo. –Lo sé. Antes me vine arriba…).
Pero si hay un pijoflauta que
manifiesta flagrante y sin ningún tipo de pudor su irónico posicionamiento
antes la vida, ese es:
1)
JOHNNY
DEPP:
A pesar de que su extravagancia (algo que no sólo no critico
sino que celebro) y perfectamente estudiada “desaliñez” le hagan parecer el más
original de originales, la verdad es que este maravilloso actor (sin ironía)
lleva a cabo la misma maniobra de despiste que muchos de los hippies
habituales.
Véase, elegir como atuendo diversas capas de ropa que, en un
primer momento, puede parecer roñosa pero que, tras un análisis exhaustivo te
lleva a dilucidar que sobre ese cuerpo bien provisto, muy probablemente, de
bello corporal, hay un presupuesto mayor que el que gasto yo en comida cada
mes.
Así, podemos observar como Johnny acompaña a Eddie Vedder
(otro que tal baila) mientras cantan “Society”, la cual dice: “Oh, es un misterio para mi que codiciemos, con lo que hemos aceptado. Y
tú crees que tienes que querer más de lo que necesitas… Hasta que lo tengas
todo, no serás libre. Sociedad, eres una raza loca. Espero que no estés
solitaria, sin mi”.
¿Sin ti, Johnny?
¿Sin ti?
¡Ay!, ¡Truhán!