miércoles, 9 de julio de 2014

Los cinco mandamientos de una buena dependienta en “Rebajas. La historia real”

 

1º) Nunca mirarás a las clientas a la cara:

Al contrario que cualquier otro vendedor del mundo, la dependienta de “Inditex” deberá evitar el contacto visual a toda costa. El más leve roce “pupilar” entre clienta y dependienta haría presuponer, a la primera, un interés por parte de la segunda, completamente inexistente.

La famosa técnica Hellen Keller, consistente en perder las capacidades visuales y auditivas -en este caso de manera voluntaria-, en un punto indefinido del horizonte, es de las más utilizadas.
En el último momento, cuando cualquier esperanza de interpelación se haya perdido, la dependienta despertará vocalmente de su letargo (ya que sus ojos se mantendrán cultivando una vida interior igualmente inesperada) para ofrecer la respuesta que, por defecto, se le ha adiestrado para proporcionar: “Lo que hay es lo que está fuera”.

Su intención jamás será hacer bien su trabajo, ya que esta especie de dependientas consideran que atenderte no forma parte de su labor sino que es un favor personal que te hacen, no sin perder la oportunidad de demostrar la molestia que dicho acto gentil les supone.

El verdadero milagro de Anne Sullivan fue, aunque los libros de historia lo oculten, que una dependienta de “Zara” tratara con amabilidad a todo el mundo y hacerla comprender que, a pesar de la confirmación de “niña mona” que se adquiere con un puesto como éste, la verdad es que es un trabajo de mierda y del que te echarán cuando cumplas 30 años.



2º) Jamás buscarás nada de lo que te pidan:

El trabajo de dependienta, ironías aperte, y más en rebajas, es muy estresante.
Recoger las mil prendas esparcidas por todas partes, que las clientas desconsideradas vamos abandonando a su suerte, cual niño imperfecto en la antigua Esparta, deja poco tiempo para otras tareas (minipunto y punto para el equipo de las dependientas).

Por eso, no es de extrañar que cualquiera de las dudas sobre tallas, colores o modelos que suponga tu adentramiento en la selva consumista de las rebajas, no pueda ser resuelta por la pobre muchacha cuya jornada laboral se está centrando en nadar entre los retales de nuestras descatalogaciones.

Y ésto es tan cierto como que los walkie talkies que usan para preguntarle a la dependienta fea, que esconden en el almacén y a la que alimentan de cabezas de pescado (ADVERTENCIA: Visión personal, sin pruebas que avalen dicha teoría, como las noticias de Intereconomía), en rebajas es menos utilizado que las 20 utilidades que te mostraron en el anuncio y por las que te compraste tu iPhone.



3º) “Cariño”, la coletilla de la exótica “dependienta amable” :

Cuenta la leyenda que en un lugar recóndito del mundo, del que jamás ha vuelto ningún expedicionario que se haya atrevido a buscarlo, se cultiva una extraña variedad de “dependienta amable”. Según cuentan los sabios, es el propio Amancio Ortega el que se encarga de recolectarlas cuando están maduras y que, cada año, no hay más de 20 en todo el mundo.
Cual huevo de Fabergé, pocos son los afortunados que alguna vez han tenido el privilegio de contemplarlas y, narran; su trato cordial, su disposición a colaborar con tu compra e, incluso, su atisbo de sonrisa, en los casos más extremos, agrada y sorprende tanto como su uso incesante del apelativo “cariño” al final de cada frase. 
 

4º) Siempre hablarás con tu compañera mientras estés cobrando:


El esfuerzo por no confundir al cliente con la más ínfima posibilidad de empatía, debe ser constante. Por ello, dicha actitud debe ser cultivada con escrupulosa minusiocidad hasta el último momento.
Durante el proceso que dure la transacción económica (parsimoniosa eliminación de alarmas a las prendas, incluida), tu desdén hacia la clienta debe estar siempre de manifiesto.
Sé que es complicado pero jamás, repito, jamás, se debe caer en conversaciones triviales, por muy mal que esté el tiempo ese día ni lo muy “interesante” que haya sido hoy “Mujeres, hombres y viceversa”.
De ser incapaz de evitar la irremediable necesidad de una charla insustancial, se le recomienda acompañarse de una compañera con la que ignorará, de manera conjunta, a la persona en cuestión.


5º) Si no tienes un compañero gay esteriotipado, ni eres dependienta ni eres nada.

El mundo de la moda a baja escala es como Telecinco, siempre debe existir un gay; caricatura de sí mismo que enerve y ofenda con su actitud desfasada a su propio colectivo.
Cual irónica manifestación del universo femenino, el machismo al que puede llegar el mundo, de manera natural es tal, que la suprema representación de la “dependienta malage” es un hombre.
Éste debe ser lo suficientemente guapo como para que las clientas sientan la necesidad arrolladora de que él las atienda, a pesar de su más que evidente tendencia sexual, y lo suficientemente desagradable en el trato cara al público como el puesto requiere (creo que está así indicado en las ofertas de trabajo del nombrado grupo empresarial).


       P.D: Ni hago referencia a todas las dependientas ni, por supuesto, a todos los gays. Mis relatos siempre son críticas mordaces, irónicas y tan desagradables como cualquier dependienta en rebajas, en este caso, resultado de la envidia que me corroe, al no ser contratada como tal por tener el culo demasiado grande o, como dice mi madre, por ser de cadera ancha.




viernes, 16 de mayo de 2014

EXCLUSIVA: Los comentarios de Conchita Wurst durante las nominaciones de Eurovisión



Hemos tardado un poco pero “Hortera de ciudad” lo ha conseguido. Tenemos, en exclusiva, los comentarios de la última ganadora de Eurovisión, en el momento de más tensión del festival, las inesperadas e impredecibles nominaciones.


martes, 1 de abril de 2014

Abajo los pijofluatas:


El movimiento hippie siempre ha albergando, en iguales cantidades, dosis insalubres de amor a la humanidad, drogas y dinero de los padres.
En similar medida ha carecido de jabón, racionalidad y autocrítica. 


Esta reflexión, mordaz y descarada, propia de una escritora llena de inquina (que a sus 27 años continúa –sin trabajo- viviendo con sus padres, que no se ha duchado en tres días y se dispone a llevar a cabo una ingesta desaconsejable de barbitúricos) no va dirigida a la comunidad hippie al completo, la cual, al igual que ocurre con la iglesia, contará con algunos miembros (pocos) capaces de no darse por aludidos ante una crítica al genérico.

No obstante, famosos y destacados pijoflautas merecen una mención de honor en este escrito. En concreto, mi odio visceral se cebará en este caso con dos.

En el segundo puesto de los pijoflautas más chuflas de la historia:

2) MACACO:

Este fornido y atractivo “muchachuelo” se “moving” por la vida (-Maravillosamente hilado por tu parte, Lorena. – Gracias. Lo sé) emanando a cada paso el desinterés monetario, el ideal de un mundo igualitario y el amor por las camisetas sin mangas.

Todo correcto y creíble hasta -aquí pinchaste Macaco y lo sabes- decidió poner su imagen e incluso una de sus más célebres canciones para una conocida marca de cuchillas de afeitar.

Tal vez, lo hizo a cambio de que los niños desfavorecidos pudieran afeitarse desde aquel día pero, y perdón por mi descreída visión del mundo, creo que el capitalismo alcanzó a nuestro amigo por muy rápido que él intentara “moving-erse”. (-Forzadísimo. –Lo sé. Antes me vine arriba…).


Pero si hay un pijoflauta que manifiesta flagrante y sin ningún tipo de pudor su irónico posicionamiento antes la vida, ese es:

  1)      JOHNNY DEPP:

A pesar de que su extravagancia (algo que no sólo no critico sino que celebro) y perfectamente estudiada “desaliñez” le hagan parecer el más original de originales, la verdad es que este maravilloso actor (sin ironía) lleva a cabo la misma maniobra de despiste que muchos de los hippies habituales.

Véase, elegir como atuendo diversas capas de ropa que, en un primer momento, puede parecer roñosa pero que, tras un análisis exhaustivo te lleva a dilucidar que sobre ese cuerpo bien provisto, muy probablemente, de bello corporal, hay un presupuesto mayor que el que gasto yo en comida cada mes. 


Así, podemos observar como Johnny acompaña a Eddie Vedder (otro que tal baila) mientras cantan “Society”, la cual dice: “Oh, es un misterio para mi  que codiciemos, con lo que hemos aceptado. Y tú crees que tienes que querer más de lo que necesitas… Hasta que lo tengas todo, no serás libre. Sociedad, eres una raza loca. Espero que no estés solitaria, sin mi”. 

¿Sin ti, Johnny?
¿Sin ti?
¡Ay!, ¡Truhán! 





jueves, 27 de marzo de 2014

300 El origen de un imperio . Artemisia: “¿Qué me llevo pá la guerra?”



300 El origen de un imperio

Artemisia: “¿Qué me llevo pá la guerra?”


Teléfono…

Artemisia: ¿Mari?
Mari: Sí. ¿Quién es?
A: Cari, escucha. Que me voy pá la guerra.
M: ¿Otra vez? Chiquilla, de verdad. ¡Qué trabajo el tuyo! ¡Te tienen explotá! ¿No te cogías ahora las vacaciones?
A: Está la cosa “mú” mala, Mari. A ver quién le dice a Xerxes que no.
     Bueno, a lo que voy. ¿Qué me llevo? Es que “ma cogío” el entretiempo y estoy que no sé, vamos.
M: Ya, ya… Es normal, sí.
      Llévateee… ¡Ay! El vestido dorado tuyo, así que te hace un pecho monísimo…
A: ¡Si voy a la guerra, Mari! No estoy yo cómoda con esa ropa ni “ná”.
M: ¡Qué sí! ¡Y ese del cuello caballito de mar por un lado que estás guapísima con ese!
A: Mari, hija, si lo llevo a saber no te llamo porque…
M: Y pá la batalla final, porque habrá una batalla final, eso es así, pues ya te llevas el corsé este de los pinchos en la espalda ¡qué te hace un “tipín” también que vamos!
Además, que por un lado impones mucho. Que te viene a ti mú bien. Y por otro, te recoloca bien las vértebras que eres tu mucho de problemas de espalda y no te me cuidas nada.
A: ¿Pero …?
M: Y ya, pá por la noche, te llevas una rebequita por si refresca.
A: Yo es que… voy a luchar y tal, … ¿sabes? …
M: Y que no se te olviden las GHD. Que tu eres de pelo tosco y con la humedad de la mar pues ya me dirás.
A: Pero si enchufes allí …
M: Bueno guapa. Te voy a tener que dejar, ¡eh! Que me vuelven ahora los chiquillos del colegio y me pillan sin almuerzo.
Venga, ¡a cuidarse!

sábado, 8 de febrero de 2014

Noticias que parecen bromita



El diario “El País” publica esta noticia en la que se explica cómo los espías de la Stasi, la (y cito textualmente del nombrado periódico) “temida policía política del régimen comunista alemán” se disfrazaban para pasar inadvertidos. 


En primer lugar, con bigotito picarón, gafas tintadas y discreto atuendo (compuesto por sombrero moscovita y abrigo confeccionado con piel de osezno canadiense): El espía que mamó.




Una vez finalizada su labor en el gobierno alemán, y para no desaprovechar sus conocimientos en el mundo del camuflaje y la vestimenta de fantasía, nuestro hombre probó suerte en el mundo del diseño de disfraces. Consiguió hacerse un hueco en el carnaval de Cádiz cuando el Yuyu, autor de la chirigota “Los que se vinieron de Leningrado”, confió en él para llevar a cabo el diseño de su tipo. 

En segundo lugar, pelazo cabellos de oro, las mismas gafas de antes y rebequita de “mi madre me corta los filetes porque si no se me hacen bola”: Bejamin Button.



Lo desconcertante de esta caracterización es que nadie sabe que, en realidad, está fingiendo ser un niño de ocho años.  

Por último, pero no menos inquietante: El “Guiri”.
 


En el pie de foto del prestigioso periódico podemos leer: 
 
Era tal el grado de profesionalidad de estos espías, que cuando les pedían 15 euros por media ración de cazón en adobo y dos cervezas, apretaban el puño, se mordían el labio inferior, y los pagaban. 


Quedan demostradas, gracias a estos documentos gráficos, las incuestionables capacidades de sigilo, disimulo y desapercibimiento de la "temida policía política del régimen comunista alemán". 

¿Quién hubiera imaginado, jamás, que son la misma persona?
 


http://internacional.elpais.com/internacional/2014/02/07/actualidad/1391788372_107438.html







 

jueves, 2 de enero de 2014